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Velázquez
Barroco
Diego Rodríguez de Silva y Velázquez nació en Sevilla. Aprendió pintura en el taller de Francisco de Herrera el Viejo y con Francisco Pacheco, pintor manierista, que ejerció una gran influencia sobre él. En su primera época se dedicó a realizar encargos religiosos y escenas de corte costumbrista, utilizando la técnica del claroscuro. Fue el naturalismo de Caravaggio el que más le influenció. Trabajó para Felipe IV. Posteriormente, tras conocer a Rubens, en una visita que hizo a Madrid, y siguiendo su consejo, Velázquez viajó a Italia para completar allí su formación como pintor. En 1631 regresó a Espańa. A partir de este momento su pintura dejó de ser tenebrista. Los ambientes se llenaron de luminosidad y color, y las figuras y las escenas se volvieron más modernas. Consiguió un grado de libertad artística que nunca antes había logrado. De esta época son: "El Retrato del Principe Baltar Carlos" y "La Rendición de Breda". En 1648 volvió a Italia como embajador y artista espańol, buscando el reconocimiento que se le negaba en Espańa. Durante esta segunda estancia, volvió a transformar su estilo pictórico. Gracias a la luz logró exagerar la perspectiva y así llegar a la perspectiva aérea. Estas modificaciones en su pintura le acompańarían ya hasta el fin de sus días. Obras destacadas de este periodo son: "El Retrato de Inocencio X" y quizás "La Venus del Espejo". La etapa final de su pintura, en la que alcanzó su máximo nivel, se desarrolló en Espańa con obras cumbre como "Las Meninas" ("La Familia de Felipe IV"). El papel de Velázquez en la historia de la pintura fue y sigue siendo inmenso. Los artistas impresionistas copiaron su técnica siendo posiblemente la figura clásica que más influencia les causó. Hoy en día sus obras son admiradas en todo el mundo.
© Museum Pictoris SL, 2013